Este año fue mi primera navidad fuera de la casa de mis papás. Cuando era niña pensaba que cuando ese momento sucediera yo estaría viviendo sola, en un departamento, con un buen trabajo y disfrutando la navidad a mi manera, iba a ser mi navidad, por fin, mi propia navidad. Joder! Todas las tonterías que una piensa cuando no sabe nada del mundo. Este año mi anhelo infantil tenía una aire al sueño, más que un aire una paracas terrosa que no te deja respirar.
La pase en casa de mis abuelos, mi primera vez también, llegué muy cansada, me dormí en el sillón de la sala a eso de las 10:30 pm y cuando me despertaron para cenar a las 11:30 pm, me dolía la cabeza y estaba de mal humor grrr porque no pueden esperar hasta las doce como las familias normales. En fin, son mis abuelitos y los quiero un montón aunque nunca les haya dicho abuelitos :s. Prosigamos, la comida no me gustó, para mí estaba fea, la verdad o tal vez era el sabor de la lejanía que jamás imaginé sentir. De repente el adormecimiento de mi lengua era porque los platillos navideños no los habían preparado esas manos morenas que de vez en cuando me han dado de lapos por no comer las verduras o hacer muecas en la mesa.
Terminaron de comer y calabaza, calabaza cada quien a su cama. Otra de mis verdades es que la navidad dejó de tener gracia para mí cuando dejaron de llegar los regalos. Según mi tía la magia volverá con los hijos y pensé ‘y si no quiero tener hijos, ¿jamás volveré a sentir la magia de la navidad?
Fue una noche de primeras veces no muy gratas y me he prometido que si no puedo ir a la casa de mis papás me quedo en mi cama viendo alguna película en blanco y negro. Que más magia que esa.
PD: Petuca (abuelita) gracias a Dios que no entras a internet, pero si por cosas de la vida lo haces es la nostalgia la q habla por mí XD!!!!