Las 9:25
a.m. marcaba el reloj del comedor y ella sólo había logrado comer un plátano
que, por pena, le había dado la señora Gloria (la encargada de la cocina). –Por
qué no habré prestado atención a las palabras de la Srta. Arias –bufó. Se
levantó de la silla, tiró la cáscara del plátano en el tacho de basura y caminó
hacia el hall.
Había unas
30 personas, entre hombres y mujeres de distintos tamaños y colores. Sólo unos
pocos hablaban entre sí, el resto sólo se miraba y casi todos bostezaban
intercaladamente. Sofía se paró al lado de una columna. –Buenos días,
Ucapcinos, por favor, hagan un círculo –dijo el hombre con entusiasmo. Todos
los aludidos se fueron formando con la alegría de una marcha fúnebre. –Vamos
chicos, dónde está el entusiasmo, esta es su primera actividad e intentemos
divertirnos –exclamó. Los chicos estaban callados, sólo pensaban en volver a
sus camas y continuar con su mejor actividad matutina, por ahora, dormir.
–Yo soy
Ramiro Gámez, tengo 22 años, estoy en octavo ciclo de la carrera de Psicología,
soy de Arequipa, me gusta el rock, soy aficionado a los mangas y durante las
actividades de bienvenida seré su coordinador –dijo presentándose –ahora quiero
que uno por uno hagan lo mismo, ¿algún voluntario? ¿nadie? Bueno empieza tú
–dijo señalando a un muchacho con capucha negra.
Sofía miraba
de reojo a la chica de su derecha, la muchacha inhalaba y exhalaba, jugaba con
sus manos, cerraba y abría los ojos –tranquila, tranquila, no pasa nada – decía
se decía en voz baja –ayyy! Dios voy a morir –decía mientras tapaba su cara con
las manos. Sofía le tocó el hombro –¿estás bien? –le preguntó, la muchacha sólo
esbozó una tímida sonrisa y asintió. –A mí también me da roche hacer lo de la
presentación, pero no hay de otra, así que tranquila –dijo Sofía sonriéndole
–por cierto, soy Sofía y ¿tú? –Emilia y sí, me da mucha vergüenza, odio éstas
cosas –decía compungida.
–A ver si le
ponemos atención a lo que dicen sus compañeros, por favor –dijo Ramiro con voz
fuerte. Sofía y Emilia abrieron los ojos, se miraron y se llevaron el dedo
índice a la boca –shhhh!! –dijeron al mismo tiempo, rieron bajito. –Vamos tú
puedes –le daba ánimo Sofía. –Hola, este, yo soy Emilia González, este, tengo
17 años, este, voy a mi primer ciclo de finanzas, soy de Tarma, este, me gusta
la música y nada más –dijo Emilia agachando la cabeza. –¿No tienes ningún otro
hobby, Emilia? –preguntó Ramiro, –este, me gustan los simuladores de juegos en
bolsa –respondió Emilia sonrojándose. Varios del círculo se asomaban a ver
quién había respondido eso, algunos reían y otros seguían con la interrogante
en el rostro sobre la respuesta de Emilia. Llegó el turno de Sofía.
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