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miércoles, 29 de octubre de 2008

No lo entiendo




Escribir siempre me ha resultado placentero, muy a mi estilo, los puntos y las comas donde paro a respirar. Escribir es plasmar en papel lo que hablo, siento, pienso, vivo. Escribir es una fuga de este mundo que siento inerte o tal vez soy yo la que me muevo en distinto ritmo, es lo más factible.

Escribir, narrar, describir, crear, siempre me ha resultado fácil, bueno casi siempre. Y llego a la piedra en mi zapato de estos últimos dos años, el maldito curso de periodismo literario. Es la primera vez que odio escribir, que me parece detestable componer oraciones, que aborresco la crónica y a la narración la mandé a tomar por culo.

Estoy frustrada y lo sé. No puedo con él, va más allá de mis fuerzas, me ha ganado esta puñetera batalla educativa y me jode. Voy a jalarlo, estoy sentenciada al banquillo bicario y eso significa dos ciclos más en la universidad, dos ciclos más que siento que desperdicio mis fuerzas, mis ganas y mi vida por un curso que no me importa y nunca me ha importado.

La vida siempre te da lo que pides si lo haces del corazón. Joder! me debieron avisar que también te lo da entrampado, chafo y jodido. Yo pedí escribir una novela, ficción, mi mente volando por allí, no lo que me obligan a hacer ahora.

Ando de bajón irremediable, mi escape es el baile muy de vez en cuando (hasta eso ahora me sabe amargo). No puedo seguir así, necesito un descanso del maldito perfil que se supone me ayudará a ser alguien en la vida = cojudeces.

El insomnio ha vuelto a mi cama. Morfeo, necesito tus brazos para dejar de existir, al menos, por unas horas.

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