Páginas

miércoles, 8 de agosto de 2012

Sueños 11


En la camioneta rumbo a los dormitorios, Sofía le iba contando todo el chongo que se armó con Fernando porque no quería que estudie en Lima –se puso faltoso, o Lima o yo –remedaba Chofi, –así que lo mandé a la mierda, el ultimátum que se lo de a su santa madrecita –dijo Sofía entre risas, –además, amiga, con Fer fue, no era lo mismo, que se yo me cansé de sus idioteces –suspiró y subió el volumen de la música. –Naaa todo bien hasta ahí, Fernando es un perfecto idiota, churro, pero idiota, pero no te hagas que quiero saber qué onda con Ramiro – dijo Llari mientras bajaba la música.

Ninguna emitió bocado, Illari estacionó el auto y se quedó mirando a Sofía, –ay! que pesada! Ramiro, puffff, nada, fue mi coordinador del grupo de bienvenida y eso, es un chico chevre, y no hay más que contar, eso es todo –dijo Sofía mirando a Llari a los ojos. –Ya, seguro –bufó Llari volteando los ojos y arrancó la camioneta. Sofía la miraba como diciéndole créeme, –no me pongas esa carita de tarada porque lo que yo vi hoy mmm no sé a qué estás jugando, pero a ese pata le gustas –dijo Llari con total seguridad, –noooo, tú crees?, qué se yo, no me hago cargo reina –dijo Sofía sin darle importancia. –Mejor cantemos – gritó Llari y le dio a todo el volumen. Llegaron a la residencia de Sofía, quedan para el fin de semana, Llari se va.

Sofía sube a su habitación, se da una ducha y se tira a la cama pensando en lo que le había dicho Llari, –a mí no me gusta Ramiro o sí? – Se decía en voz baja, –es lindo, pero…fush fush Sofía, céntrate y deja a los chicos para otro día que la vas a terminar cagando –se recriminó. Se quedó dormida.

Se escuchaba una música a lo lejos, sonidos raros, Sofía se paró de la cama somnolienta y se encontró con Marlen en el pasillo –pensé que eras tú la de la música rara –dijo Sofía mientras largaba un gran bostezo, –yo? Noo estoy loca, pero no tanto, yo venía a putearte a ti pensando que era tú música –dijo Marlen frotándose los ojos, –viene de afuera –dijo Marlen. Las muchachas caminaron con pachocha* hasta el balcón. Abrieron bien los ojos, no creían lo que estaban viendo, un grupo de jóvenes, hombres y mujeres haciendo yoga, con su música puesta a un parlante en medio del patio. –Pero será posible, que desgraciados! Cómo ponen esa mierda a esta hora, no nos podemos quejar? –preguntó Sofía indignada, –no sé, es la primera vez que los escucho desde que estoy acá, pero si están ahí es porque deben tener el permiso, así que nos cagaron –dijo Marlen rascándose la cabeza. Las muchachas levantaron la cabeza por el balcón al escuchar otras voces, a las chicas de los otros cuartos también las habían despertado.

“Amiga, apaga tú música, queremos dormir”, gritaban unas, “Oye, ya pues no sean conchudos queremos dormir y ustedes ponen esa música tan fea”, gritaban otras; en unos minutos, todas las chicas que dormían en ese bloque empezaron a gritar e insultar para que apaguen la música. La administradora oyó el barullo y fue hacia él. –Señoritas, ¿qué está pasando? –dijo molesta, “queremos dormir y nos ponen esa música a todo volumen, no puede ser”, dijo una morocha, a ella se le sumaron otras voces, no se entendía nada. –A ver, se calman, que hable una –pidió Carmela, –Bueno, Srta. Arias, buenos días –dijo Sofía, –buenos días, Srta. Lazarte, es bueno tener un poco de educación en medio de esta trifulca –dijo con sorna la administradora. –Tenemos una situación con los chicos del yoga, ninguno es de este bloque, pero por la ubicación de sus  chakras y no sé cuánto, eligieron este lugar. El problema es que, todo bien con sus chakras y espíritus, pero no nos dejan descansar, hace una hora estamos pidiendo, por favor, que apaguen la música, y no quieren, son las 7 de la mañana, me parece que no es justo, ellos están manejando nuestro tiempo de descanso y así no deben ser las cosas –dijo Sofía con seriedad. El pabellón estaba en completo silencio. –Cuando las cosas se exponen así, nos podemos entender, arreglo esto ya mismo y, señoritas, dijo mirando al bloque, ya tienen delegada –anunció y se dio media vuelta hacia el grupo de yoga.

“Yeeeeeeeeeeeeee” “Hurraaaaaa” “Bravo Sofía” gritaban en el pabellón, –no qué tenían mucho sueño, qué hacen gritando como salvajes –dijo con un megáfono la señorita Arias. Más rápido que inmediatamente las chicas se metieron a sus habitaciones. –No me digas ni mierda, ya hablaré con Carmela, yo no quiero ser nada –advirtió Sofía, –Sí, claro, es que tú mandas –dijo Marlen carcajeándose. Se metieron a sus habitaciones, Sofía había traído provisiones para no despertar temprano al desayuno y se tiraron a dormir. Ese día no tenían actividades, ni nada, era sólo descansar, en unos cuántos días empezaría la verdad de la milanesa, las clases.

*Pachocha: Lentitud enfermiza y desesperante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expulsa tus ideas

Bailan conmigo


contador de visitas para blog