(...)Él la toma de la cintura, esconde su cabeza en su cadera. "Necesito que me hagas dos preguntas, Floreana. Pregúntame, en primer lugar, si estoy dispuesto a pactar con el Diablo. Luego, si huiría contigo en caso de que me lo pidieras".
"¿Estás dispuesto a hacer un pacto con el Diablo?"
"NO"
"¿Te arrancarías conmigo a algún lugar del mundo? ¿Por ejemplo a Capri?"
"NO"
"¿Cuál es la razón de la doble negativa?"
Entonces, esa palabra maldita; la obsesiva, la culpable:
"El miedo"
No más que eso.
Aquí no hay locura.
Aquí no hay delirio.
Aquí no hay nada
... pag 260-261
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