Paradero 4

Ahora entro una hora más tarde, así que tengo más tiempo para hacer una rutina de ejercicios, tomar desayuno, maquillarme un poquito mmmm pues nooooo igual me levanto a las justas. Como todas las mañanas me medio despierto, ducho, cambio y a la calle viendo el reloj y sacando la cuenta de cuantos minutos tarde voy a llegar ¡joder! Bajo las escaleras de mi edificio, lentes de sol en la cara, medio camino corro a la puerta del condominio, saludo al señor vigilante, audífonos en los oídos y Gloria Trevi cantando.

Voy por la vereda a paso acelerado (debo admitir que voy tarareando y medio bailando jiji me encanta la Trevi) cruzo la pista a una tienda oscura que hay por mi cuadra, la tienda huele a verduras guardadas, en fin, compro mi cifrut de granadilla, señores aunque no lo crean no tomo gaseosa por las mañanas, todo un logro para mí. Sigamos. Salgo de la tienda, camino por la cuadra de los talleres, felizmente, a esas horas recién están abriendo así que me salto los ‘piropos’ de mierda que suelen soltar. Llego a la esquina, compro mi pan con pollo de luka, avanzo y tengo como corte a los carros que hacen cola para llenar sus tanques con gas, son un montón, si dicen cosas, pues ni idea, porque Diana Navarro me encandilaba con su Mira lo que te has perdido.


Llego al grifo, espero al semáforo y cruzo hacia otro grifo, menuda avenida. Parada en el paradero improvisado por los transeúntes entre la av. República de Panamá con Domingo Orue, espero algún micro con la esperanza de llegar sólo un poquito tarde. Mi reloj marca 8:55, calculando cuadras estoy en Canaval y Moreyra, o sea, el carro se va de frente y en 10 minutos estoy allí, si la ciudad, los semáforos, la policía y los conductores funcionaran como deben. Pero no, me subo al micro, el semáforo cambia a verde y seguimos parados, veo hacia adelante y ¡mierda! El tráfico es una verdadera mierda.

Diez minutos más tarde estoy, literalmente, a 3 cuadras de donde estaba, o sea, en la Av. Aramburú. Ya asumida mi derrota, subo el volumen de mi mp3 (sí, mp3 porque soy misia y no me puedo comprar un ipod) y Concha Buika me calma con su No habrá nadie en el mundo. Juego con mi cabeza, con mis pies, me apoyo en un pie, cambio al otro y na! No avanza. Rechino mis dientes, muerdo mi labio inferior y antes de que me haga daño la poli da pase. El carro avanza y avanza, me siento en fast and furious y de pronto, frenada en seco y obviamente termino golpeando a algún pasajero tan desesperado como yo.

Como estoy a una cuadra del paradero, el cobrador y su típica aprovechen Córpac, caballera (que rara suena esa palabra) me bajo, camino, llego a la esquina, compro mis 2 mandarinas matutinas y mi bom bom bum (si no sabes que es pregúntale a tu hermana de 23 pa arriba). Cruzo la avenida y casi ya estoy corriendo, Mónica Naranjo y su Sobreviviré ayuda en el proceso, llego al edificio, subo tres pisos, toco el timbre, me quito los audífonos y espero. Abren la puerta, saludo y paso rapidito a la oficina, prendo mi compu, enchufo mis audífonos, abro mi Outlook y a chambear. Mi jefe no ha llegado uff un roche menos.

Promesas: Me voy a dormir más temprano, por ende, me levanto más temprano, llego a tiempo al trabajo, no me soplo el tráfico y, lo más importante, vuelvo a ser yo.