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martes, 29 de mayo de 2012

Sueños 1...

Ella tomó ese avión para nunca más regresar. Se juró que esas lágrimas eran las últimas que vertía por él. Su corazón no merecía tener un dueño tan egoísta. Ella debía seguir su camino.
Tantas veces Adriana la había invitado, necesitaba escapar y la villa al sur de Livorno era un buen refugio

***

–Dale, mi amor, mándale un beso a papá –dijo con suavidad para que su niña grabe el video de todos los meses.
–Papi, te mando un beso muy grande. Él se asoma a la pantalla de la computadora.

 –ahhhh! Abuela, es papá! Es papá! (la nona le hace señas de que siga)
–Hola, mi vida. ¿Cómo estás princesita?
–Bien, yo he soñado con esto siempre, hablar contigo –Ana estira el brazo y pega la mano en la pantalla, él hace lo mismo y no evita que las lágrimas bañen sus mejillas.

Bailan conmigo


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